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jueves, 12 de noviembre de 2015

RECLAMACION DE DEUDAS  A CLIENTES MOROSOS

Has cerrado una entrevista con el moroso para reclamarle la deuda. Llega la hora de la verdad, el cara a cara. Te has preparado bien para esta reunión. ¿Y ahora qué? Consultorio Consultorio Jurídico Contable Osorio PerezcTe explica, paso a paso, las pautas para gestionar de forma efectiva este primer encuentro.

Primer paso

Conseguir el reconocimiento de la deuda por parte del interlocutor. Ésta no es tarea fácil porque es la primera estrategia evasiva a la que recurre el deudor. Algunas tácticas para conseguirlo, que tienen validez tanto en la entrevista personal como en la telefónica, son las siguientes:

“No sé de qué factura me habla”
Si tienes comprobación de la recepción de la factura, muéstrasela amablemente, sin enfadarte. Si no la tienes, entrégale en ese momento la factura, sin más y pide disculpas. Desde el momento en que salgas de sus oficinas, realiza un seguimiento exhaustivo de la misma.

“No he recibido la mercancía”
“Aquí tengo el documento de entrega firmado por xxxx el día xxxx”.

“El pedido llegó incompleto o deteriorado”
“No hemos recibido ninguna notificación de incidencias. Según consta en las condiciones generales, tienen un plazo de ocho días para notificar cualquier eventualidad que pueda surgir y ya ha pasado el plazo, por lo que deben hacerse cargo del pago”.

Segundo paso

Hay que conseguir que acepte la deuda, que la reconozca, pero que además acepte que la va a pagar. Algunas excusas y respuestas:

“La factura no ha sido autorizada todavía”
En este caso, exige conocer la fecha exacta en la que se va a validar.

“Sé que les debo esta cantidad, pero ahora mismo no puedo pagar”
“De acuerdo. Si no puede pagar la cantidad completa, estamos dispuestos a negociar unos plazos para que le resulte más cómodo, pero tiene que empezar a pagar ya para que veamos que realmente hay voluntad por su parte de saldar la deuda”.

No pienso pagar, denúncieme.
Ante esta situación, lo mejor es seguir el consejo del deudor. Proceder directamente a la vía judicial. Es posible que sea un farol suyo, pensando que no vamos a llegar tan lejos y que cuando le llegue la primera notificacion judicial anunciándole que pasamos a la siguiente fase se asuste. Pero, en cualquier caso, no queda otra vía ante estos interlocutores.

Pienso pagar, pero más adelante cuando cobre unas deudas que tengo pendientes.
Apela a su prestigio, a que siempre les has considerado buen cliente y que va a perder esa imagen. Propónle, si te interesa, asumir su cartera de morosos.

Tercer paso

Es necesario dejar claro cuál es el importe a pagar. A menudo el deudor busca entrar en discusiones con el importe con el fin de dilatar el pago. Y si ya llevamos retraso es necesario insistir en que nos pague los intereses de demora y los gastos de gestión. Algunos ejemplos:

“El importe de la factura no es correcto”

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“Analicémosla juntos para subsanar el error”. Si de verdad no es correcta, enviarle la nueva factura corregida y en este caso volver a empezar con el proceso.

“Ya reclamé esta factura porque la mitad del pedido vino mal”
Si en efecto existe esta reclamación, es mejor llegar a un acuerdo, descontando la parte que no satisfizo al comprador, que persistir en el empeño de cobrar el total.

“No pienso pagar los intereses”
Aprovecha esta oportunidad para negociar que si te paga en el momento la cantidad adeudada, le harás una rebaja en los intereses. Insiste en este punto.

Cuarto paso

Concreta la fecha del pago. No aceptes ambigüedades. Si no te da una respuesta clara, cierra una entrevista siguiente en un plazo breve y pide que en ese encuentro te dé la respuesta satisfactoria o, en caso contrario, te abone el pago.

Quinto paso

Reconocida la deuda, aceptado el pago y el importe y fijado el plazo, es el momento de llegar a la fase de Ejecución.

Cierra con el deudor la forma de pago y, a ser posible, haz que te firme un reconocimiento de deuda, donde aparezcan recogidos todos los aspectos o unos documentos firmados por el deudor donde se recojan estos aspectos. Evita nuevas dilaciones con argumentos de te lo mandaré por correo o te haré una transferencia, lo mejor es decir que le mandarás un mensajero a recoger el cheque o el pagaré.

Sexto paso

Una vez concluida la entrevista, conviene poner por escrito todo lo acordado y hacérselo llegar al deudor con compromiso de firma y devolución, para que ya no quede ninguna duda y no pueda dar lugar a malos entendidos.

El cara a cara con tu deudor

La visita personal es el método más efectivo para cobrar una deuda, pero también el más ingrato y costoso porque implica necesariamente que te desplaces. A la hora de afrontar este trance, ármate de valor. Prepárate tanto emocional como documentalmente. Haz los deberes y recopila con antelación toda la documentación relativa a la empresa y a la deuda; y llévatela para poder presentársela al deudor.

También debes utilizar y sacar partido del lenguaje no verbal. El cara a cara permite captar información que no obtendrías por ninguna de las otras vías: observa los gestos de tu interlocutor, estudia su expresión, sus muecas, su nerviosismo… Toda esa información te permitirá saber en manos de quien está la empresa.

Esta estrategia también facilita la transmisión de mensajes metacomunicativos que te harán aparecer como una persona competente y seguro de su cometido, de manera que tu deudor perciba que eres quien que le va a ayudar a resolver el problema del pago.

Contactanos a los teléfonos: 505  22498755 22254924 84984940 84363478, ó escribenos y se parte de nosotros en la pagina https://www.facebook.com/Consultorio-Jur%C3%ADdico-Contable-Osorio-Perez-227894060666821/?pnref=story.

Será un placer gestionar las deudas pendientes de tus clientes morosos, o bien brindarte asesoría al respecto.
Recuerda, deja tus asuntos legales y de recuperación de cartera en manos de profesionales, en Consultorio Jurídico Contable Osorio Perez somos profesionales!!. Nicaragua, Centroamerica

domingo, 9 de octubre de 2011

DE LOS INCIDENTES EN NICARAGUA


Sumario: 1. Concepto y características de los incidentes.- 2.- Clasificación de los incidentes.- 3. Regulación legal de los incidentes.- 4. Sentencias que resuelven incidentes.- 5. Recursos contra las sentencias que resuelven incidentes.- 6. Incidentes maliciosos.

1.- Concepto y características de los incidentes


A.- Concepto de incidente


Etimológicamente, el vocablo incidente proviene del latín incidens (acontecer, interrumpir, suspender).

El Diccionario Enciclopédico Quillet, define al incidente como el “planteamiento de toda cuestión procesal distinta del asunto principal de que trata el juicio, pero relacionada con este, que surge accesoriamente en el curso del pleito, y que se ventila y decide por separado, a veces sin suspender el curso del proceso y otras suspendiéndolo”.

El Diccionario Jurídico Espasa, por su parte, define al incidente como “el procedimiento o conjunto de actos necesarios para sustanciar una cuestión incidental, esto es, aquella que, relacionada con el objeto del proceso, se suscita sobre asuntos conexos con dicho objeto o sobre la concurrencia de presupuestos del proceso o de sus actos. Son cuestiones incidentales, por ejemplo, las de competencia, las de abstención o recusación, las de concesión o denegación del beneficio de justicia gratuita, etc.”.

De ambas definiciones se deduce que todas las cuestiones que se susciten durante la tramitación de un litigio, y que tengan conexión directa o indirecta con el proceso  tienen tramitación incidental.

B.- Diferencia entre cuestión  incidental, incidente e incidencia


En la práctica forense, es común que se confunda las figuras de cuestión incidental, incidente e incidencia, por lo que se hace necesario distinguir entre ellas:

a.- La cuestión incidental es la materia, el objeto, la sustancia del incidente, el asunto sobre el cual recae el incidente, y que surge en un proceso principal dando lugar a un proceso y a un fallo accesorios al proceso y fallo principal.

b.- El incidente, por el contrario, es la forma de resolver la cuestión incidental, el proceso declarativo especial y accesorio cuyo fin es solucionar la cuestión incidental. La diferencia entre ambas consiste en que la cuestión incidental es el contenido, y el incidente el continente.

c.- La incidencia es un tipo de cuestión incidental que, aun proveniendo de situaciones jurídicas extrañas o desvinculadas a la cuestión principal (pretensión), inciden en ella y la afectan, y normalmente generan un proceso autónomo que abre un procedimiento separado que concluye con un fallo separado y autónomo. La diferencia entre ambas consiste en que la cuestión incidental nace de una cuestión indirectamente vinculada a la cuestión principal, mientras que la incidencia tiene su origen en una cuestión desvinculada de la cuestión principal, pero que la afecta.

Existen tres clases de incidencias:

a) La tercería de dominio;

b) La tercería de prelación o mejor derecho;

c) la tercería de pago.

Esta última, sin embargo, se tramita como un incidente y no hace nacer un procedimiento separado y autónomo, como si lo hacen las dos primeras.

C.- Requisitos para que procedan los incidentes


Las cuestiones incidentales deben cumplir tres requisitos fundamentales para la procedencia del incidente que se promueva:

a.- Accesoriedad: Se precisa que la cuestión incidental propuesta dependa del asunto principal. Si no hay relación, es decir, si la cuestión propuesta es independiente o autónoma de la pretensión contenida en la demanda, no sería atendible como incidente dentro del proceso principal (art. 237 Pr.).

b.- Conexidad: Es indispensable que exista una relación inmediata, un vínculo claro  y preciso entre la cuestión incidental propuesta y la pretensión contenida en la demanda. Si no existe esa relación, no procede el incidente. Pallares nos dice que “cuando las cuestiones propuestas fueren completamente ajenas al negocio principal, los jueces de oficio deberán repelerlas, quedando a salvo al que los haya promovido, el derecho de solicitar en otra forma legal lo que con ellas pretendía”.

c.- Oportunidad: Se exige que la cuestión incidental se proponga tan pronto llegue a conocimiento de la parte. Si se trata de hechos previos al juicio o coexistentes con su principio, deben proponerse antes de contestar la demanda. Si los hechos tienen lugar durante el juicio, la parte debe proponer la cuestión a más tardar en la siguiente audiencia.

En relación con el requisito de oportunidad se encuentra el principio de acumulación eventual que exige que todas las cuestiones incidentales que ocurran deben acumularse para ser tramitadas y resueltas en un solo procedimiento. Las que cuestiones incidentales que no se acumulen oportunamente deberán ser rechazadas por extemporáneas. El principio de acumulación eventual no se aplica cuando se trata de vicios insubsanables, generalmente referidos a la falta de los presupuestos procesales, los cuales pueden ser denunciados en cualquier momento mediante los llamados incidentes perpetuos.

Ante la falta de cualquiera de estos requisitos, el juez deberá rechazar de plano el incidente propuesto sin necesidad de darlo a conocer a la parte contraria.

2.- Clasificación de los incidentes


Estudiaremos la clasificación de los incidentes desde tres puntos de vista diferentes: a) Por el efecto que tienen en la tramitación del proceso principal; b) Por la forma de tramitar los incidentes; c) y por la materia o asunto sobre el que recaen los incidentes.

A.- Por su efecto en la tramitación del proceso principal


En dependencia de su efecto sobre la tramitación del juicio principal, los incidentes se clasifican en: a) incidentes en la misma cuerda (llamados también incidentes de previo y especial pronunciamiento); y b) incidentes en cuerda separada (llamados también articulaciones o incidentes en pieza separada).

Los incidentes en la misma cuerda suspenden la tramitación del juicio principal mientras se resuelve la cuestión suscitada. Ejemplo de ellos son los incidentes que resuelven excepciones dilatorias.

Los incidentes en cuerda separada no suspenden la tramitación del juicio principal, el cual se continúa desenvolviendo sin traba. Ejemplo, el caso del art. 84 Pr., referido a la revocación del nombramiento de procurador común en un litisconsorcio.

Debe tenerse en cuenta el caso contemplado en el art. 243 Pr., el cual establece que cuando una de las partes promueve y pierde tres o más incidentes en la misma cuerda en una misma litis, todos los nuevos incidentes que promueva se tramitarán siempre en pieza separada, cualquiera que sea su naturaleza, salvo que la contraparte acepte la suspensión de la acción principal.



B.- Por la forma de tramitarse


En dependencia de la forma de tramitarlos, los incidentes se clasifican en: a) incidentes ordinarios; y b) incidentes especiales.

En los incidentes ordinarios la ley no señala un procedimiento especial sino que se tramitan mediante el procedimiento común señalado en los arts. 244 a 247 Pr.: tres días para que la otra parte conteste lo que tenga a bien y tres días para que el juez resuelva sobre la cuestión que ha dado ocasión al incidente, salvo que hubiere hechos que probar, en cuyo caso se abrirá un término de ocho días con todos los cargos: Ejemplo, el trámite para la cuestión de competencia promovido en declinatoria.

El término de pruebas en los incidentes puede ampliarse si deben practicarse pruebas fuera del lugar donde se sigue el juicio. La ampliación se concede fundadamente por el juez o tribunal por una sóla vez, por el plazo que se estime necesario, pero sin exceder de treinta días contados desde que se recibe el incidente a pruebas. Esta resolución es inapelable, pero puede pedirse reposición (arts. 246 y 448 Pr.).

Los incidentes especiales se tramitan conforme el procedimiento que específicamente la ley señale para ese caso (art. 250 Pr.): Ejemplo, el incidente de falsedad civil.

C.- Por la materia o asunto en que recaen


En dependencia del objeto sobre el que recaen, los incidentes se clasifican en: a) incidentes procesales; b) incidentes sobre pruebas; c) incidentes sobre el fondo; d) incidentes sobre la instancia; y e) incidentes sobre los jueces.

Los incidentes procesales son aquellos por medio de los cuales el demandado puede paralizar o imposibilitar la acción del actor sin entablar debate sobre el fondo del asunto. Ejemplo: Excepción de ilegitimidad de personería.

Los incidentes sobre pruebas se sustancian con el fin de que el juez considere alguna medida de prueba presentada por las partes o para que resuelva la admisibilidad o inadmisibilidad de alguna prueba de carácter especial (cotejo de letras, redargución de falsedad, etc.).

Los incidentes sobre el fondo son aquellos que tienden a ampliar el punto en discusión en cuanto al sujeto o en cuanto al objeto del litigio. Ejemplo: cuando se niega el interés del tercero opositor en el juicio.

Los incidentes sobre la instancia son los que suspenden el curso del juicio o anulan lo ya hecho. Ejemplo: incidente perpétuo de incompetencia por razón de la materia.

Los incidentes sobre los jueces son los que tienden a obtener que se designe un tribunal competente o a recusar o implicar a un determinado judicial. Ejemplo: la cuestión de competencia por declinatoria y el incidente de recusación.

3.- Regulación legal de los incidentes


De acuerdo con el art. 237 Pr., excepto en los juicios verbales, toda cuestión accesoria de un juicio que requiera pronunciamiento especial con audiencia de las partes se tramitará como incidente, sujetándose a las reglas del Título IX del Libro Primero del Código de Procedimiento Civil, siempre y cuando no tuviera señalado por la ley una tramitación especial.

Los incidentes tienen cabida tanto en los juicios ordinarios como en los especiales, en un gran número de casos expresamente señalados en la ley:

a.- En las cuestiones de competencia promovidas por declinatoria (art. 309 Pr.).

b.- En la tramitación de las excepciones dilatorias (art. 827 Pr.).

c.- En la tasación de costas (art. 381 Pr.).

d.- En la apelación de terceros interesados, cuando el interés es negado por la parte contraria (art. 492 Pr.).

e.- Cuando el deudor impugna el importe del pago de los daños y perjuicios a que hubiese sido sentenciado (526 Pr.).

f.- Cuando se opongan excepciones dilatorias contra la reconvención (art. 1055 Pr.).

g.- Cuando se produce por parte del arrendatario el reclamo de la cantidad correspondiente a labores o plantíos realizados o mejoras útiles (art. 1445 Pr.).

h.- Cuando en la administración de bienes embargados se hacen reparos a las cuentas generales o parciales presentadas por el depositario (art. 1793 Pr.).

i.- En la declaratoria de insolvencia, cuando el demandado reclama contra aquella (art. 1861 Pr.).

j.- En el convenio entre los acreedores y el concursado, cuando se hiciere oposición al mismo (art. 1928 Pr.).

4.- Sentencias que resuelven incidentes


Los incidentes que se promueven en un juicio son resueltos mediante sentencias interlocutorias simples, sentencias interlocutorias con  fuerza definitiva y sentencias interlocutorias con fuerza de definitivas las que van depurando el proceso de todas las cuestiones incidentales que surgen en él, desembarazándolo de obstáculos que impedirían dictar una sentencia sobre el fondo (sentencia definitiva). Normalmente las sentencias interlocutorias son sentencias sobre la forma del proceso y no sobre el derecho, dirimiendo las controversias accesorias que surgen en ocasión de lo principal.

Las sentencias interlocutorias simples son las que resuelven el incidente sin poner fin al proceso principal (por ejemplo, la sentencia que declara sin lugar las excepciones dilatorias en un proceso ordinario: una vez dictada, se concede al demandado un nuevo traslado para contestar la demanda y se continúa con la tramitación del proceso principal).

Las sentencias interlocutorias con fuerza definitiva son las que, a la vez que ponen fin a un incidente, hacen imposible, de hecho y de Derecho, la continuación del proceso principal (por ejemplo, la sentencia que se pronuncia acogiendo las excepciones dilatorias es interlocutoria con fuerza definitiva. Dictada con ocasión de un incidente, ocasiona en último término la conclusión del juicio, pero no evita que el actor intente nuevamente su pretensión en otro juicio).

Las sentencias interlocutorias con fuerza de definitiva son las que, a la vez que ponen fin a un incidente, hacen imposible, de hecho y de Derecho, tanto la continuación del proceso principal como la promoción de un nuevo proceso sobre el mismo asunto (por ejemplo, la sentencia que se pronuncia acogiendo las excepciones mixtas es interlocutoria con fuerza de definitiva. Dictada con ocasión de un incidente, ocasiona en último término la conclusión del juicio principal, y evita que el actor intente nuevamente su pretensión en otro juicio).

5.- Recursos contra las sentencias que resuelven incidentes


Son cuatro los recursos que se conceden contra las sentencias que resuelven incidentes:

a.- El recurso de reposición o reforma contra autos y sentencias interlocutorias simples, regulado en el art. 448 Pr.: debe solicitarse dentro de cuarenta y ocho horas de notificada la sentencia, se manda a oír a la parte contraria en el acto de la notificación y luego el juez resuelve lo que sea de Derecho. Contra esta resolución no hay posterior recurso, salvo el de responsabilidad.

b.- El recurso de reposición o reforma contra sentencias interlocutorias con fuerza definitiva, regulado en el art. 449 Pr.: se pide dentro de tercero día de notificada a sentencia, se da traslado a la parte contraria por tres días, y con su contestación o sin ella el juez dicta su resolución dentro de cuarenta y ocho horas de devuelto o renunciado el traslado.

c.- El recurso de apelación contra sentencias interlocutorias, regulado en los arts. 2035 a 2045 Pr., además de las reglas generales sobre apelación contenidas en los arts. 213, 2022, 2026, 2028, 2030, 2032 y 2033  en lo que sea aplicable.

Entre las particularidades de este tipo de apelación tenemos: a) el apelante debe expresar los agravios en el mismo escrito de personamiento; b) cuando se persona dentro del término del emplazamiento, al apelado se le dará vista de la expresión de agravios por tres días para que conteste; c) transcurrido el plazo para contestar los agravios, si no se promueve incidente de nulidad o no procediera el recibimiento de pruebas, se citará para sentencia, la que se dictará en el término de tres días.

d.- El recurso de casación contra sentencias interlocutorias que ponen término al juicio (arts. 2055 y 442 Pr.).

e.- El recurso de casación contra sentencias interlocutorias simples (art. 442 párr. 2 Pr.), que se interpone conjuntamente con el recurso contra la sentencia definitiva, siempre y cuando se haya repetido la queja en segunda instancia[1].

6.- Incidentes maliciosos

Los incidentes están previstos en la legislación procesal como medios para depurar al proceso de cuestiones que más adelante causen la nulidad de las actuaciones del órgano jurisdiccional o de las partes, y no como artificios para dilatar y entorpecer la acción de la justicia.

El principio de buena fe procesal establecido en el art. 15 LOPJ obliga a las partes y sus representantes a actuar con lealtad, respeto, probidad y veracidad, y ordena a jueces y tribunales rechazar motivadamente toda argumentación que se formule con manifiesto abuso de derecho o fraude a la ley, otorgándoles facultades disciplinarias con respecto de las actuaciones de las partes.

Consecuentemente, los arts. 53 y 243 Pr. establecen sanciones contra las partes y sus abogados que promuevan incidentes ilegales con el objeto de retrasar el proceso:

El art. 53 Pr. dispone que el abogado que promueva incidentes ilegales será condenado en las costas que con ellos se causen a las partes. Si los incidentes fueren conocidamente maliciosos o más objeto que demorar o complicar el juicio, y en especial si aparece delito o falta, el juez, de oficio, dará cuenta a la Corte Suprema de Justicia, para que, comprobado el hecho, suspenda al abogado culpable, aunque no aparezca firmando los escritos. Si es la parte litigante quien personalmente promueve solicitudes de este tipo, el juez ordenará que no se le permita gestionar personalmente en el juicio sin firma de abogado. Si es un tercero quien interviene maliciosamente, se le impondrá la pena de veinticinco a cincuenta córdobas de multa conmutable por otros tantos días de arresto, lo cual decidirá el juez sumariamente en pieza separada, sin más recurso que el de apelación.

El art. 243 Pr. reglamenta que a la parte que promueva y pierda tres o más incidentes dilatorios en un mismo pleito, no se le permitira promover ningún otro sin que previamente deposite la cantidad que el juez o tribunal fije desde veinte hasta doscientos córdobas, y esta suma quedará a favor de la municipalidad de la cabecera del distrito judicial por vía de multa, si pierde también el nuevo incidente. Además, los nuevos incidentes que promueva se tramitarán siempre en pieza separada, cualquiera que sea su naturaleza, a menos que la contraparte acepte la suspensión del juicio principal.


[1] Es lo que en la práctica forense se denomina recurrir “en ancas”. 

viernes, 7 de octubre de 2011

NOTAS SOBRE EL PROCESO DE EJECUCIÓN DE SENTENCIAS EN NICARAGUA




SUMARIO: 1. Ideas generales acerca de la ejecución de sentencia.- 2. Naturaleza jurídica del proceso de ejecución de sentencia.- 3. Presupuestos de la ejecución de sentencia.- 4. Clases de ejecución de sentencia.- 5. La prescripción y la ejecución de sentencia.- 6. Consulta de la ejecución de sentencia.- 7. Liquidación de condena genérica.- 8. Ejecución de sentencia por obligaciones de dar.- 9. Ejecución de sentencia por obligaciones de hacer.- 10. Ejecución de sentencia por obligaciones de no hacer.-

1.- Ideas generales acerca de la ejecución de sentencia

Como no se permite la autodefensa, salvo en casos excepcionales, el Estado asume el deber y la potestad de solucionar, de acuerdo con el derecho vigente, los conflictos que las partes le plantean a través de los jueces.

Para llevar a cabo tan importante función de componer y satisfacer las pretensiones acogidas, frecuentemente tiene que recorrer dos etapas:

Primero: dentro de un juicio cognitorio, aplica el Derecho sustantivo al caso planteado, mediante una labor histórica y lógica que culmina con una sentencia definitiva en la que hace una declaración del Derecho. Se caracteriza, pues, por el debate, la controvertibilidad de la pretensión y la naturaleza declarativa de la voluntad del Estado.

Segundo: ante el incumplimiento del obligado, el Estado, a petición de parte, remueve obstáculos y realiza las diligencias necesarias, empleando la fuerza pública si fuere preciso, para que se cumpla con el derecho reconocido en la sentencia. El proceso de ejecución de sentencia se caracteriza por la ausencia de debate (salvo sobre causas sobrevenientes: pago[1], novaciones, remisión, etc.), la indiscutibilidad de la pretensión y un obrar para transformar o modificar la realidad a fin de satisfacer el derecho declarado en la sentencia.

Las normas sustantivas están dirigidas a los particulares para su cumplimiento, por lo que es al presunto deudor al que le corresponde satisfacer la prestación a que tiene derecho el acreedor, sin que el Estado intervenga para ello en su esfera jurídica, dentro de la cual se desenvuelve soberanamente. Pero ante el incumplimiento del deudor, el acreedor pide la intervención del Estado, y una vez que en forma cierta se declara en la sentencia la existencia del vínculo obligatorio, el Estado puede invadir la esfera jurídica del deudor para hacerlo cumplir, transformándose así su obligación en una sujeción, pasando de deudor obligado a sometido del poder jurisdiccional.

En cierto tipo de relaciones jurídicas, el proceso cognitorio cumple su fin de satisfacer plenamente la pretensión y el derecho esgrimido sin necesidad de la etapa de ejecución. Estos procesos culminan con sentencia declarativas o constitutivas. Por esto se dice en la doctrina que tales sentencias no son objeto de ejecución. Ciertas medidas publicitarias podrían dar pábulo o pensar que las sentencias declarativas y constitutivas son objeto de ejecución, por ejemplo la inscripción de la sentencia que declara la prescripción adquisitiva o la que disuelve el vínculo matrimonial, pero en realidad estas medidas publicitarias son de carácter administrativo, y la declaración de la prescripción o la constitución del estado jurídico nuevo existen a pesar de su omisión[2].

Cuando en el proceso de conocimiento se discuten derechos en los que la obligación correlativa consiste en un dar, un hacer o un no hacer, pueden culminar con una sentencia de condena, que por sí sola no es suficiente para satisfacer la prestación del deudor. Para el cumplimiento forzado se abre el proceso de ejecución a fin de que no quede burlado el proceso de conocimiento anterior. Cuando la sentencia es absolutoria, no es ejecutable[3].

En resumen, son ejecutables las sentencias de condena, y no las sentencias declarativas o constitutivas.

El proceso de ejecución no sólo se abre con base en una sentencia, sino también con títulos contractuales u obligacionales, pero el más típico es el que se inicia con la sentencia, estimada también como el más importante título ejecutivo.

Cierto sector doctrinal y algunos códigos modernos[4] consideran a los juicios ejecutivos como procesos de ejecución; pero en realidad son procesos de cognición[5] breve superpuestos al de apremio, en el que se permite la oposición en forma limitada y puede concluir con la sentencia remate[6]  (o pago) que abre las puertas del apremio. Corre paralelo al juicio de conocimiento la ejecución provisional de la sentencia.

En el sistema nicaragüense se permite como norma general la ejecución provisional[7] de la sentencia apelada en un solo efecto, sin necesidad de fianza[8], según se desprende del art. 463 Pr. La idea contraria rige en la casación; pues de acuerdo con el art. 2065 Pr., este recurso suspende la ejecución de la sentencia, salvo cuando en juicios ejecutivos, posesorios y en los de alimentos definitivos, o cuando el favorecido diere fianza para responder de cuanto hubiere recibido y se declarare la casación, más las costas, daños y perjuicios, siempre que, de otorgarse libremente el recurso, quedaría la sentencia de hecho aludida o retardada con grave daño en su ejecución y en sus efectos.

Algunos juicios denominados ejecutivos en realidad constituyen verdaderos procesos de ejecución de sentencia, v.gr.: el juicio ejecutivo hipotecario con renuncia de trámites[9] y el prendario regulado en la Ley de Prenda Agraria o Industrial.
2.- Naturaleza jurídica del proceso de ejecución de sentencia

La ejecución es parte de la función de aplicar, actuar y realizar el Derecho, lo cual corresponde a los jueces y tribunales. Por medio de la función jurisdiccional se hace cumplir el Derecho objetivo y se satisface el Derecho subjetivo del acreedor, lo que se logra en las dos etapas mencionadas. El Estado y los particulares no se conforman con una declaración teórica del Derecho, sino que van más allá, disponiendo de un procedimiento para que se cumpla materialmente con la prestación del derecho declarado en la sentencia a fin de que no quede burlado ante el incumplimiento del deudor.

El art. 159 inc. 2 Cn. establece que “las facultades jurisdiccionales de juzgar y ejecutar lo juzgado corresponden exclusivamente al Poder Judicial”, disposición que es repetida casi al pie de la letra por el art. 3 LOPJ que dice “Exclusivamente corresponde al Poder Judicial la facultad de juzgar y ejecutar lo juzgado”. El art. 190 Pr. incorpora la ejecución a la jurisdicción, al disponer que la facultad de conocer de las causas civiles, de juzgarlas y hacer ejecutar lo juzgado pertenece exclusivamente a los tribunales y jueces que establece la ley. Con posterioridad reglamenta la ejecución de las sentencias nacionales y extranjeras, dejándola en manos del Poder Judicial[10].

3.- Presupuestos de la ejecución de sentencia

Son los requisitos indispensables para que se pueda abrir el proceso de ejecución con eficacia legal. Estos son: a) La acción ejecutiva; b) El título ejecutivo; y c) Los bienes ejecutables.

A.- Acción ejecutiva

Para ejercitar la acción ejecutiva debe justificarse la existencia de un derecho material ya reconocido. Se da una relación entre la acción ejecutiva y el derecho material. Esta es una característica especial de la acción ejecutiva. La ejecución se promueve a instancia de parte y no de oficio por el juez.

B.- Título ejecutivo

Título ejecutivo es aquel documento en que consta reconocido el derecho material del acreedor. Existen dos conceptos involucrados en esta definición: uno material, que se refiere al derecho material del acreedor ejecutante; y otro formal, que se refiere al documento al que se incorpora ese derecho material y que sirve para probarlo.

Son títulos ejecutivos: las sentencias firmes de condena; la transacción judicial; la escritura en que consta el crédito hipotecario con renuncia de trámites; y el documento en que consta el crédito con garantía de prenda agraria o industrial.

La doctrina denomina a tales documentos “títulos ejecutorios”, para diferenciarlos de aquellos que, aunque denominados títulos ejecutivos (art. 1685 Pr. y sigts.), no son verdaderos títulos de ejecución, pues no abren directamente la vía de apremio, sino que dan inicio a un proceso de conocimiento breve que conduce rápidamente a obtener un título ejecutorio.

C.- Bienes ejecutables

No existe inconveniente para que se inicie la ejecución y se discutan aspectos jurídicos a pesar de no existir embargo de bienes, sobre todo en el cumplimiento de las obligaciones de hacer o no hacer. Sin embargo, en la ejecución expropiativa, sea inicial o sobrevenida, es imposible continuar si no existen bienes embargados que adjudicar o vender para pagar al ejecutante. Se produce una suspensión del proceso de ejecución. Si no existe un patrimonio ejecutable, el proceso de ejecución no cumple su fin.

4.- Clases de ejecución

Las ejecuciones se dividen: a) Atendiendo al tipo de coacción empleado, en ejecución personal y ejecución patrimonial; b) Atendiendo al modo de cumplirse, en ejecución voluntaria y ejecución forzada; c) Atendiendo el ámbito de los acreedores y bienes sobre los que recae, en ejecución singular y ejecución universal; d) Atendiendo a la naturaleza de la prestación, en ejecución de dar, ejecución de hacer y ejecución de no hacer; e) Atendiendo a la extensión del procedimiento, en ejecución común y ejecución especial.

A.- Ejecución personal y ejecución patrimonial


La ejecución personal directa contra el deudor no es admitida en el Derecho moderno. Se ha suprimido la prisión por deudas y no se permite apremio o coacción contra el deudor para el cumplimiento de su obligación. Sin embargo, se permite la cárcel por el incumplimiento de las obligaciones alimenticias (art. 225 Pn. y 41 Cn.), por la falta de entrega de la cosa pignorada ordenada por el juez en el juicio ejecutivo prendario (art. 37 LPAI) y en la insolvencia fraudulenta (art. 297 Pn. y sigts.), pero bajo la forma de figuras delictivas o en virtud de apremios corporales. Existen también otras formas de coacción personal como la astreinte (o constricción) que son multas para el caso de incumplimiento, no reconocida en nuestro Derecho; la internación del loco o demente en un hospital; y el desalojo[11].

La ejecución patrimonial si es aceptada en nuestro sistema, pues de acuerdo con el art. 41 Cn. no existe cárcel por deudas y la garantía del acreedor es el patrimonio del deudor (art. 2335 C.), excluyendo los bienes inembargables.

B.- Ejecución voluntaria y ejecución forzada


Es ejecución voluntaria cuando el condenado cumple voluntariamente con la sentencia[12].

Es ejecución forzada cuando ante el incumplimiento del deudor, el acreedor recurre a las autoridades judiciales para forzarlo a cumplir.

C.- Ejecución singular y ejecución universal


En la ejecución singular se trata de dar satisfacción a un crédito determinado sobre bienes determinados del deudor.

En la ejecución universal todo el patrimonio del deudor es objeto de la ejecución porque no es suficiente para pagar a la pluralidad de acreedores que le reclaman, por lo que la ley, a fin de evitar que el primero o los primeros en ejecutar se paguen y dejen en descubierto a los otros de igual o superior categoría, regula un procedimiento de ejecución general de quiebra o concurso de acreedores, según fuere o no comerciante el deudor, en el que prevalecen los principios de comunidad de pérdidas y de trato igual a los acreedores de igual categoría.

D.- Ejecución de dar, ejecución de hacer y ejecución de no hacer

La ejecución de dar comprende la entrega de una cosa, sea que lleve anexa la transferencia del dominio o la constitución de otro derecho real, sea que constituya una simple entrega por otra causa (art. 1694 Pr.). De aquí que constituya entrega la del vendedor al comprador, la del arrendatario al arrendador, la de mutuario al mutuante, etc.

La ejecución de hacer puede consentir en la realización de un hecho material o de un hecho jurídico.

La ejecución de no hacer consiste en la abstención de realizar determinado hecho o de ejercitar determinado derecho.

E.- Ejecución común y ejecución especial


La ejecución común es la que se formula para la generalidad de las ejecuciones (obligaciones de dar, hacer y no hacer).

La ejecución especial es la que se regula para algunos supuestos especiales, como el el ejecutivo prendario, el juicio ejecutivo hipotecario singular con renuncia de trámites, y el juicio ejecutivo singular de inmisión en la posesión.

5.- La prescripción y la ejecución de la sentencia

La sentencia de condena no amplía el plazo ni modifica los demás requisitos de la prescripción de los derechos que declara. Sin embargo, por excepción, los derechos que de acuerdo con los arts. 908, 915 y 919 C. (honorarios profesionales, responsabilidad civil por injurias, interés, etc.) prescriben respectivamente en los plazos cortos de uno, dos y tres años, si después de ser exigibles son reconocidos por sentencia prescribirán en diez años contados a partir del día de la sentencia ejecutoria (art. 923C.). La ejecución de toda sentencia prescribe a los diez años contados a partir de la fecha en que quedó firme[13].

6.- Consulta de la ejecución

Los arts. 456 y 457 Pr. permiten al juez ejecutor consultar al tribunal que dictó la sentencia el modo de ejecutarla[14], pero no para interpretar su alcance[15] y menos para desnaturalizarlo o contradecirlo.

7.- Liquidación de condena genérica

El art. 425 Pr. obliga al juez a fijar el importe en cantidad liquida o a establecer las bases con arreglo a las cuales debe hacerse la liquidación cuando hubiere condena de frutos, interés o perjuicios, salvo que no fuere posible, en cuyo caso se hará una condena genérica y se dejará para la ejecución la determinación del importe y el efectivo pago. También se puede dejar para otro juicio la fijación del importe.

Existen cuatro procedimientos diferentes para liquidar sentencias genéricas de condena: a) Liquidación de daños y perjuicios; b) Liquidación de frutos y rentas; c) Rendición de cuentas; y d) Liquidación de frutos en especie.

El debate de liquidación que producen los citados procedimientos no es propio del proceso de ejecución por lo que Gómez y Herce lo estiman como un proceso declarativo especial en función de la posterior ejecución[16].


A.- Liquidación de daños y perjuicios

En este caso, la sentencia hace una condena genérica de daños y perjuicios y, como consecuencia, no fija su importe. Puede ser que en la sentencia se haya o no fijado la base para hacerlo. En ambos casos, el procedimiento se inicia con la solicitud del acreedor favorecido con la sentencia, en la que se formulará una relación de los daños y de su importe. Si se hubiere sentado base para la liquidación, se someterá a ella (art. 523 Pr.).

De la relación y del escrito se dará traslado por tres días al ejecutado para conteste (art. 524 Pr.).

Tres supuestos se pueden presentar:

Primero: Que el ejecutado acepta la relación y el importe de los daños y perjuicios, en cuyo caso se procederá a hacer efectiva la suma de conformidad con el procedimiento para la ejecución de condena de cantidad liquidada y determinada regulado en el art. 510 Pr. y siguientes (art. 525 Pr.).

Segundo: Si el ejecutado guardare silencio, el juez fallará lo que estime de Derecho (art. 526 Pr.). Se omite la apertura a pruebas, lo que prácticamente significa que como norma general el juez fijará la suma de acuerdo a la relación, pues existe una aceptación tácita. Pero podría rechazar la ejecución si falta un presupuesto de ella, como, por ejemplo, falta de condena genérica. La sentencia que liquida los daños y perjuicios por aceptación expresa o tácita no es apelable y se puede ejecutar de conformidad con los arts. 510 Pr. y siguientes.

Tercero: Si el ejecutado se opone a la relación o a su importe se procederá a tramitar la oposición en la forma incidental (art. 526 Pr.). Luego que esté firme la sentencia que pone término al incidente fijando el importe de los daños y perjuicios se procederá a hacer efectiva la suma de acuerdo con el art. 510 Pr. y siguientes.

La mencionada sentencia es apelable por el ejecutado, pero en un solo efecto, por lo que se permite su ejecución provisional a instancia del ejecutante. En tal ejecución, del producto de los bienes vendidos se entregará la cantidad cuyo pago hubiere consentido el deudor, y el importe de las costas que le sean de abono; y la diferencia que resultare entre dicha cantidad y la fijada en la sentencia recurrida se depositará en un banco o en personas de responsabilidad, hasta que se resuelva el recurso de apelación, a no ser que el acreedor rinda fianza bastante a satisfacción del juez para responder a ella, en cuyo caso también le será entregada (art. 540 Pr.).

B.- Liquidación de frutos y rentas

Cuando la sentencia condene el pago de cantidad líquida procedente de frutos, rentas, utilidades o productos de cualquier clase, háyanse o no fijado, las bases para su liquidación, el juez, a solicitud del ejecutante, requerirá al ejecutado para que dentro del término que le señale presente la liquidación (la que se hará de acuerdo a las bases si estas se fijaron), bajo el apercibimiento de estar y pasar por la que preste el ejecutante en todo lo que no probare ser inexacto (art. 527 Pr.).

Si el ejecutado no presentare la liquidación dentro del término señalado, se dictará auto haciéndolo saber al ejecutante para que la formule, entregándole los autos para este fin (art. 528 inc. 1 Pr.).

Presentada la liquidación por el ejecutante se le dará traslado de ella al ejecutado por tres días, solamente para que pueda probar inexactitudes, ya que se hizo efectivo el apercibimiento antes señalado. Hay una presunción de exactitud de la relación del ejecutante que admite prueba en contrario (arts. 524, 527 y 528 Pr.).

Cuando la liquidación la presenta el ejecutado, se dará traslado al ejecutante por tres días (art. 529 Pr.). Si el ejecutante se conformare con la liquidación se procederá a hacer efectiva la suma de acuerdo con los arts. 510 Pr. y siguientes (art. 530 Pr.).

Si el ejecutante se opone, se recibirá a prueba el incidente si lo considera necesario el juez, cuando alguna de las partes lo hubiere solicitado (art. 531 Pr.). El auto que niega la prueba será apelable, pero se admitirá y sustanciará al mismo tiempo que la apelación interpuesta en contra de la sentencia que realiza la liquidación (art. 532 Pr.).

Firme la sentencia que fije la cantidad líquida a pagar, se procederá a hacer efectivo su pago de conformidad con los arts. 510 Pr. y siguientes (art. 534 Pr.).

La sentencia que fije la cantidad líquida es apelable en un solo efecto y puede ser ejecutada provisionalmente (art. 540 Pr.).

C.- Rendición de cuentas

La sentencia que hubiere condenado a rendir cuentas de una administración y a entregar el saldo de la misma se someterá para su ejecución al procedimiento de liquidación de frutos y rentas regulado en el art. 527 Pr. y siguientes (art. 535 Pr.).

D.- Liquidación de frutos en especies

Cuando la sentencia condenare al pago de una cantidad de frutos en especie, se le señalará al ejecutado, a solicitud del ejecutante, un plazo para que los entregue. Si no lo hiciere se reducirán a dinero y se hará efectiva la suma que resulte (art. 537 inc. 1 Pr.). Contra la providencia que hace la reducción no se dará recurso alguno; pero deberá corregirse cualquier error material o de cálculo en la operación luego que se advierta (art. 538 Pr.)

La reducción se hará por el precio medio que tuviere en el mercado del lugar donde debe verificarse la entrega y en su defecto en el más próximo, el día fijado en la sentencia; y si en ésta no se determinare, se hará el día del cumplimiento de la misma. El precio se acreditará con la certificación de un corredor, y no habiéndolo, del Alcalde Municipal correspondiente (art. 537 inc. 2 Pr.).

8.- Ejecución de sentencia por obligaciones de dar

A.- Ejecución por cantidad líquida

Cuando la sentencia condenare al pago de cantidad líquida y determinada, se procederá al embargo, avalúo y venta de los bienes y al pago con sujeción a las reglas del juicio ejecutivo (art. 510 y 511 Pr.), todo a petición del ejecutante.

B.- Ejecución por la entrega de la cosa

Se trata de poner en posesión de la cosa al ejecutante. Cuando la sentencia contenga la condena de entregar un inmueble, se procederá, a solicitud del ejecutante, a ponerlo en posesión efectiva del mismo, realizando todo lo que fuere necesario. Lo mismo se hará si la cosa fuere mueble y pudiere ser habida.

Si el mueble no puede ser habido o ya no existe o desapareció, se convierte (se nova) la obligación de dar en obligación de pagar los daños y perjuicios, los que serán liquidados y pagados de acuerdo con el art. 523 Pr. y siguientes (art. 520 Pr.).

9.- Ejecución de sentencia por obligaciones de hacer

A solicitud del ejecutante se requiere al ejecutado para que dentro del plazo que le señale el juez cumpla con la prestación. Si el ejecutado cumple la obligación se habrá terminado el proceso de ejecución sin mayores complicaciones, pero si no lo hace no se permiten medios coactivos directos para ello, pero si medidas sustitutivas (art. 513 Pr.):

a.- Cuando el hecho a realizar es fungible, y no personalísimo, se puede llevar a cabo por otro a costa del ejecutado (art. 513 Pr.). Por ejemplo: el otorgamiento de una escritura pública (la otorga el juez: Art. 514 Pr.); la destrucción de una obra ruinosa; la construcción de una pared. Si la cantidad empleada en los gastos no es pagada, el ejecutante puede reclamarla al ejecutado junto con los daños y perjuicios de acuerdo a los trámites del art. 523 Pr. (art. 517 Pr.).

b.- Si el hecho a realizar es personalísimo, por ministerio de la ley se convierte (se nova) la obligación de hacer en obligación de pagar los daños y perjuicios (art. 513 inc. 1 Pr.).

En los dos supuestos anteriores puede ocurrir:

a.- Que se hayan fijado anticipadamente en el título contractual los daños y perjuicios (cláusula penal), en cuyo caso se procederá a hacer efectivo la suma de acuerdo con los arts. 510 y 511 Pr.

b.- No se hayan fijado anticipadamente los daños y perjuicios, en cuyo caso pueden ser liquidados por el procedimiento de liquidación del art. 523 Pr. y siguientes.

Si el condenado a hacer lo hace en forma distinta de la fijada en la sentencia, se procederá a su destrucción y al debido cumplimiento de la sentencia, siendo a cargo del ejecutado los gastos, daños y perjuicios, los que serán pagados de acuerdo al procedimiento del art. 523 Pr. y siguientes (arts. 516 y 517 Pr.).

10.- Ejecución de sentencia por obligaciones de no hacer

Si el condenado a no hacer quebranta la sentencia, se entenderá que opta por pagar los daños y perjuicios liquidables de acuerdo con el art. 523 Pr. y siguientes (art. 515 Pr.), y se procederá a destruir lo hecho a su costa. Los daños y perjuicios, y los gastos de destrucción, se liquidarán de acuerdo con los arts. 523 Pr. y siguientes (arts. 515 y 518 Pr.).

Si los daños y perjuicios fueron fijados en título anterior, se procederá de acuerdo con el art. 510 Pr. y siguientes. Cuando la sentencia contenga una condena de hacer o no hacer, o de entregar una cantidad ilíquida, se procederá a su inmediato cumplimiento. Si no puede tener inmediato cumplimiento por cualquier causa se puede decretar embargo a instancia del acreedor, el cual puede ser levantado con fianza (art. 512 Pr.).

Sección II
Ejecución de Sentencias Extranjeras

SUMARIO: 1. Ideas generales acerca de la ejecución de sentencias extranjeras.- 2. Resoluciones que necesitan exéquatur.- 3. Reglas para la concesión del exéquatur.- 4. Tribunal competente para conceder el exéquatur.- 5. Procedimiento del exéquatur.- 6. Competencia y procedimiento para ejecutar la sentencia extranjera.- 7. Ejecución de sentencias de tribunales internacionales.

1.- Ideas generales acerca de la ejecución de sentencias extranjeras

En principio, las resoluciones judiciales sólo producen efectos internos, pues es un acto de soberanía que tiene por límite la frontera del territorio nacional. No obstante, por razones de convivencia y justicia internacional, más acentuadas en la sociedad moderna en donde los individuos de diferentes naciones establecen vínculos y relaciones que rebasan las fronteras nacionales, se permite que las resoluciones judiciales produzcan efectos en otro país, aunque existen diferencias con respecto a la extensión y forma de reconocerlas[17].

Para que una sentencia extrajera pueda ejecutarse en Nicaragua se necesita de una resolución de la Corte Suprema de Justicia autorizando tal cosa, y que es denominada exéquatur o pareatis.

2.- Resoluciones que necesitan exéquatur

Necesitan del exéquatur, ya sea para su ejecución o para oponerla como cosa juzgada, todas las resoluciones judiciales independientemente de la materia a que se refieran (civil, mercantil, contenciosa, voluntaria, etc.) y de la clase de tribunal que la dictó (arbitrales, ordinarios y especiales).

3.- Reglas para la concesión del exéquatur

Los arts. 542, 543 y 544 Pr., señalan tres reglas o criterios fundamentales para la concesión del exéquatur; a saber:

a.- El tribunal aplicará primero los tratados internacionales que haya celebrado Nicaragua con el Estado de donde proviene la sentencia que se trata de ejecutar (art. 542 inc. 1 Pr.). Entre estos tratados tenemos la Convención de Derecho Internacional Privado que contiene el Código de Derecho Internacional Privado (denominado Código de Bustamante). Esto significa que si la sentencia fue dictada en cualquiera de los países signatarios de dicha convención habrá que resolver el caso de acuerdo con ella.

b.- Si no existe tratado con el Estado en que fue dictada la sentencia que se trata de ejecutar, se aplica el criterio de la reciprocidad, lo cual significa que se ejecutará si igualmente se acepta la ejecución de sentencias nicaragüenses en el país de origen (art. 543 inc. 2 Pr.)[18]. Esta reciprocidad es positiva y negativa (se ejecuta cuando se permite la ejecución de una sentencia igual en el país de origen en la ley o en la jurisprudencia, o se puede prohibir o negar la ejecución de una sentencia por ley o por jurisprudencia en el país de origen).

El art. 543 Pr., no más que desarrollar el art. 542 Pr., al disponer que si la ejecutoria procediere de una nación en que por jurisprudencia no se dé cumplimiento a la expedida por los tribunales nicaragüenses no tendrá fuerza en Nicaragua.

c.- Cuando faltan los tratados y no existen precedentes que permitan aplicar el principio de reciprocidad, la sentencia se podrá ejecutar en Nicaragua si reúne las circunstancias señaladas en el art. 544 Pr., a saber:

i.- Que la sentencia ejecutoriada se haya dictado a consecuencia del ejercicio de una acción personal;

ii.- Que la obligación sea lícita en Nicaragua;

iii.- Que la ejecutoria reúna los requisitos necesarios en la nación en que se haya dictado para ser considerado como auténtica y los que las leyes nicaragüenses requieran para que hagan fe en Nicaragua;

iv.- Que en el litigio se haya dado intervención al reo, salvo que constare haber sido declarado rebelde por no haber comparecido después de haber sido citado;

v.- Que la sentencia no sea contraria al orden público;

vi.- Que la sentencia sea ejecutoria en el país de origen.

Cuando se trate de laudos arbitrales, la parte final del art. 544 Pr. dispone que las tres reglas precedentes en el orden establecido son aplicables, pero además exige el visto bueno de un Tribunal Superior del país en donde se hubiere dictado el laudo, porque como sabemos los árbitros son jueces particulares y, en consecuencia, se pide ese visto bueno para comprobar que el laudo es auténtico y tiene fuerza ejecutiva.

El art. 16 Pr. contiene reglas especiales para la ejecución de sentencias, autos o fallos arbitrales dictados en países centroamericanos.

4.- Tribunal competente para conceder el exéquatur

De acuerdo con el art. 545 Pr., la ejecución de sentencia extranjera se pedirá a la Corte Suprema de Justicia[19], el más alto tribunal de la República, salvo lo que dispongan los tratados.

5.- Procedimiento del exéquatur

A.- Jurisdicción contenciosa

La parte interesada en pedir la ejecución presentará solicitud a la Corte Suprema de Justicia aparejada de la ejecutoria. Si esta fuere extendida en lengua extranjera de previo se procederá a la traducción. De la solicitud se dará conocimiento por tres días a la parte contra la cual se pretende ejecutar la sentencia y al Procurador de Justicia. vencido este término el tribunal decidirá si se da o no cumplimiento a la sentencia. Contra esta resolución no hay recurso alguno (art. 546 Pr.).

Cuando la sentencia se alega como prueba no necesita del exéquatur, pero si cuando se alega como cosa juzgada.

B.- Jurisdicción voluntaria


Como en los actos de jurisdicción voluntaria no existe contraparte contra la que se dirigen la ejecución, la Corte Suprema resolverá con la sola audiencia del Ministerio Público (art. 548 Pr.)[20]. Con cierta flexibilidad se ha llegado a pensar que cuando lo invocado es el acto o contrato y no las resoluciones dadas en un procedimiento que tiende meramente a darles validez, no se necesita del exéquatur.

Ejemplo: la sentencia que ordena la protocolización de una memoria testamentaria, la sentencia que autoriza al tutor a celebrar un contrato a nombre del pupilo, etc. Sin embargo, la Corte Suprema de Justicia se ha excedido al declarar sin distinción alguna que no es necesario el exéquatur a las resoluciones de jurisdicción voluntaria[21].

Doctrinalmente los negocios de jurisdicción voluntaria no necesitan del exéquatur porque las resoluciones no producen cosa juzgada ni son ejecutables.

El Código de Bustamante distingue entre negocios de jurisdicción voluntaria en asuntos mercantiles y civiles. Los primeros se ejecutan como las sentencias extranjeras y los segundos gozan de extraterritorialidad si reúnen las condiciones que se señalan para la eficacia de los documentos otorgados en el país extranjero y proceden de juez competente (arts. 434 y 435).

6.- Competencia y procedimiento para ejecutar la sentencia extranjera

Una vez concedido el exéquatur, la ejecución será tramitada de acuerdo a lo establecido en las leyes nicaragüenses para la ejecución de las sentencias nacionales, y será competente el juez del domicilio del ejecutado. Si éste no tiene domicilio en la República, será juez competente el que elija el acreedor (art. 542 y 552 Pr.).

Cuando existen tratados debe observarse de preferencia el procedimiento y competencia en ellos establecidos.

7.- Ejecución de sentencias de tribunales internacionales

Según el art. 112 LOPJ, las ejecutorias de sentencias definitivas expedidas por tribunales internacionales reconocidos por nuestro país a través de tratados debidamente ratificados serán de obligatorio cumplimiento dentro del territorio nacional, previa resolución de pareatis o exéquator dictados por la Corte Suprema de Justicia. La Corte señalará el juez de primer grado que dará cumplimiento a la misma.

Si la solicitud de pareatis o exéquator se hiciere directamente por el tribunal internacional a través de la vía diplomática, la resolución se emitirá sin gestión de parte o sin sustanciarla, correspondiendo al Ministerio de Relaciones Exteriores remitir a la Secretaria de la Corte la documentación correspondiente.





[1] En la ejecución de sentencia, el pago puede oponerse como excepción que se tramitará como incidente (S. 11 a.m. del 25 de abril de 1913, B. J., págs. 54), pero si fuere anterior a la sentencia no se puede oponer en la ejecución sino dentro del juicio (S. 12 m. del 28 de octubre de 1919, B. J., pág. 2580). No cabe la oposición de excepciones que deben oponerse dentro del juicio (S. 12 m. del 7 de agosto de 1947, B. J., pág. 13961).

[2] Pietro Castro sostiene que las sentencias declarativas o constitutivas dan origen a ciertos actos que se logran por vía de ejecución, pero que no son expresión de ejecutabilidad procesal forzada (inscripciones o anulaciones en Registros Públicos, por ejemplo). Derecho Procesal Civil. Ob. cit., T. II, pág. 264.
[3] S. 9:30 a.m. del 24 de noviembre de 1955, B. J., pág. 17810.

[4] Código Procesal Civil y Mercantil de Guatemala de 1964.

[5] Para Gómez Orbejana y Herce Quemada, el juicio ejecutivo no es un proceso de ejecución, sino un declarativo especial y sumario tendiente a crear rápidamente el título ejecutorio (sentencia de remate). (Derecho Procesal Civil. Ob. cit., T . II, pág. 262).

[6] Es sentencia de pago cuando el embargo recae sobre la cosa debida o dinero, y se cumple simplemente mediante la entrega del dinero o cosa debida y puede ser objeto de ejecución provisional mediante fianza, según lo dispone el art. 1749 Pr., aunque no estuviere firme por estar recurrida. Es sentencia de remate cuando el embargo recae sobre bienes que es preciso realizar para pagar al acreedor, lo cual se cumple mediante la venta en pública subasta de los bienes embargados, pero no se puede ejecutar mientras no estuviere firme la sentencia, según lo dispone el art. 1766 Pr (Cta. de 3 de agosto de 1955, B.J., pág. 17862).

[7] Ejecución provisoria sólo significa que, en caso de ser revocada la sentencia, deben restituirse las cosas al estado anterior, pero si la sentencia es confirmada, la ejecución queda definitivamente consumada sin necesidad de ningún nuevo acuerdo (S. 9:30 a.m. del 11 de abril de 1946, B.J., pág. 13411; S. 10:30 a.m. del 7 de noviembre de 1916, B.J., pág. 2049).

[8] La Corte Suprema de Justicia ha dicho que: a) Suele llamarse ejecución provisional la de los autos y sentencias apelados en el efecto devolutivo, o cuyo cumplimiento se obtiene mediante fianza de resarcir valores para volver las cosas al estado anterior (S. 10:30 a.m. del 7 de noviembre de 1916, B. J., pág. 2049); b) Se debe actuar con prudencia en la ejecución provisional de las sentencias por los daños que se puedan causar (S. 12 m. del 30 de noviembre de 1944, B. J., pág. 12588).

[9] El juicio ejecutivo hipotecario singular es de ejecución de sentencia, en la cual no existen oposiciones (S. 10 a.m. del 26 de abril de 1956, B. J., pág. 18036; S. 12 m. del 20 de febrero de 1957, B.J., pág. 18445; S. 9 a.m. del 29 de septiembre de 1958, B. J., pág. 19173; S. 10:30 a.m. del 12 de diciembre de 1958, B. J., pág. 19272; S. 12 m. del 22 de febrero de 1960, B. J., pág. 19835; S. 11 a.m. del 1 de diciembre de 1960, B. J., pág. 20234; S. 10 a.m. del 5 de agosto de 1970, B. J., pág. 177; S. 10 a.m. del 29 de julio de 1971, B. J., pág. 135). No viola el derecho de defensa porque el deudor puede discutir sus derechos en la vía ordinaria (S. 11 a.m. del 28 de enero de 1953, B.J., pág. 16364).

[10] La ejecución como parte de la jurisdicción fue establecida en las Constituciones de 1911-1939 (art. 258), 1948 (art. 214), 1950 (art. 230) y 1974 (art. 281).
[11] Al mandar entregar un inmueble no se puede decretar apremio corporal (Cta. de 16 de septiembre de 1964, B.J., pág. 530).

[12] Gómez y Herce consideran que la ejecución voluntaria no es ejecución procesal porque no intervienen para nada los órganos judiciales. La verdadera ejecución es la forzada (Ob. cit., T. II págs. 254 y 255).
[13] S. 11 a.m. del 24 de noviembre de 1959, B. J., pág. 19674.

[14] Cta. 25 de septiembre de 1943, B. J., pág. 12181; Cta. 4 de diciembre de 1957, B. J., pág. 18825.

[15] Cta. 4 de octubre de 1956, B. J., pág. 18378.

[16] Ob. cit., t. II, págs. 263 y 264.
[17] Existen varias opiniones: se piensa que las resoluciones judiciales sólo deben tener valor dentro del territorio nacional en que fueron dictadas, sólo concebible para el aislamiento muy difícil en la época actual; otros opinan que debe dársele un trato recíproco a las resoluciones judiciales extranjeras (tienen el mismo valor que el atribuido a las nacionales), quienes consideran que debe concedérsele valor a las resoluciones judiciales extrajeras siempre que no atenten contra la jurisdicción y el orden público.

[18] Cfr. sobre reciprocidad: S. 10 a.m. del 7 de noviembre de 1925, B. J., pág. 5323; S. 11 a.m. del 6 de febrero de 1948, B. J., pág. 14156; S. 12 m. del 1 de octubre de 1963, B. J., pág. 425.

[19] Cta. del 3 de abril de 1964, B.J., pág. 501.

[20] La Corte Suprema, para la concesión del auto de pareatis relacionada con la resolución de un testamento otorgado por un extranjero, mandó a oír a su hija menor que había obtenido declaratoria de herederos en Nicaragua (S. 12 m. del 5 de abril de 1921, B. J., pág. 3256).

[21] S. 11:30 a.m. del 24 de noviembre de 1921, B. J., pág. 3497; S 12 m. del 21 de agosto de 1937, B.J., pág. 9807; S. 9 a.m. del 14 de diciembre de 1953, B. J., pág. 16732; S. 11 a.m. del 8 de junio de 1954, B. J., pág. 16956; S. 11 a.m. del 30 de noviembre de 1955, B. J., pág. 17820; S. 12 m. del 4 de febrero de 1959, B. J., pág. 19405.